Un grande al que hay que agradecerle haber hecho el mejor ketchup del mundo, ser un gran zaguero y haberse comido —sin chistar— el garrón de que los técnicos de la selección se empecinaron durante una década en hacerlo jugar en cualquier posición.
Un grande al que hay que agradecerle haber hecho el mejor ketchup del mundo, ser un gran zaguero y haberse comido —sin chistar— el garrón de que los técnicos de la selección se empecinaron durante una década en hacerlo jugar en cualquier posición.
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